En teoría no hay ninguna persona de mi familia a la que realmente no quiera mucho. Debo decir que no sólo la distancia espacial sino que también la emocional, hacen que no sienta nada lo suficientemente fuerte como el desprecio hacia alguno de mis familiares. Si no los quiero, mucho menos los odio. Sólo se me ocurre pensar en una persona, que por referencias de otra persona de la familia, me ha hecho sentir por él cierto tipo de fastidio. Creo que a mi tío Cheo – así le dicen y yo nunca he... Continuar leyendo